Me ha encantado esta idea por su originalidad y sencillez. Además, nos invita a dar un paseo otoñal junto a nuestros hijos, para buscar las hojas que posteriormente utilizaremos.
Es una actividad que se puede realizar en casa o en la escuela, apta tanto para los más pequeños como para los mayores. El resultado es chulísimo y de lo más económico ya que solo necesitamos hojas secas y un poco de pintura.
Para conseguir estos simpáticos fantasmas solo teneis que pintar las hojas de blanco y una vez secas pintar con un rotulador permanente los ojos y la boca.
Nosotros los hemos usado para decorar la puerta de casa enganchadas en una telaraña, pero también podéis usarlas como guirnaldas, adorno de mesa, en una ventana o cualquier idea que se os ocurra.
Ahora solo queda poneros manos a la obra y disfrutar
¡ Feliz Halloween !
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